Creatina y Deportes de Resistencia: Beneficios, Uso y Consideraciones

Creatina para corredores: el suplemento que dejó de ser exclusivo de los músculos inflados

Durante años, la creatina ha sido la mascota oficial de los culturistas: esa criatura mágica que, como un hada madrina de gimnasio, les susurra a los bíceps que crezcan. Pero en un inesperado giro narrativo digno de una buena novela, este suplemento ha comenzado a codearse con otro tipo de atletas: los que prefieren correr hasta que las piernas les pidan la jubilación anticipada. Sí, corredores de resistencia, este mensaje es para ustedes.

Hoy exploramos qué hace exactamente la creatina (además de mejorar la autoestima de quien la consume), cómo puede beneficiar a quienes devoran kilómetros, y por qué deberíamos repensar nuestros prejuicios sobre los suplementos “de fuerza”.


¿Qué demonios es la creatina?

Imagina una molécula pequeña, discreta, pero con un complejo de superhéroe. La creatina es un compuesto natural formado por glicina, arginina y metionina —tres aminoácidos que, por separado, parecen nombres de planetas secundarios en una saga de ciencia ficción. Se produce en el hígado, riñones y páncreas, y se aloja principalmente en los músculos como fosfocreatina: una reserva energética de emergencia que el cuerpo usa para resucitar al ATP, el Ferrari de las moléculas energéticas.

¿Y los alimentos? Sí, claro: está en carnes y pescados, pero en dosis tan pequeñas que, para alcanzar niveles óptimos, tendrías que comer como un león hambriento en un asado interminable. Por eso nació la suplementación, y por eso la creatina monohidratada se ha ganado un lugar en los bolsillos de los shorts deportivos.


Los beneficios: más allá de levantar pesas

1. Más fuerza y potencia en el momento justo

No hablamos de levantar camiones. Nos referimos a ese sprint final, esa cuesta asesina al kilómetro 16 o esa serie de intervalos que parecen castigo divino. La creatina ayuda a regenerar el ATP con una eficiencia que haría sonrojar a un gerente de logística.

2. Rendimiento agudo en momentos críticos

Puede que no te transforme en Kipchoge, pero sí puede darte ese empujón que convierte un «no puedo más» en un «bueno, uno más». Mejora la capacidad de esfuerzo en momentos de alta intensidad, aunque duren segundos.

3. Recuperación muscular sin dramas

Menos dolor. Menos inflamación. Más días entrenando sin parecer Robocop bajando escaleras.

4. Fatiga, esa vieja enemiga

La creatina preserva el glucógeno muscular, ese combustible que se evapora misteriosamente justo cuando más lo necesitas. Así, el muro del kilómetro 30 puede volverse una simple loma.

5. ¿Y si también ayudara al cerebro?

En carreras de ultradistancia, donde el cuerpo se convierte en un zombi con zapatillas, la mente lo es todo. Resulta que la creatina también podría mejorar la función cognitiva. O sea: pensar mejor, cuando todo alrededor grita “colapso”.

6. Un poco más de músculo, sin drama de peso

No es que te vas a convertir en Hulk corriendo un maratón. Pero sí podrías ganar masa magra útil para mantener la economía de carrera. Un poco más de músculo que no te pese, pero que te empuje.


Contraindicaciones: el arte de no pasarse de listo

⚠️ Problemas renales

Si tus riñones ya hacen horas extras, mejor consulta con un profesional. La creatina no es mala, pero tampoco es milagrosa.

⚠️ Cafeína: esa relación tóxica ocasional

Demasiada cafeína podría interferir con la creatina. Tal vez sea hora de repensar ese café doble antes del entreno. O no. Pero que sea una decisión informada, no una adicción con excusas bioquímicas.

⚠️ Efectos secundarios menores (y temporales)

Retención de líquidos, digestiones raras, un aumento de peso de esos que no se ven en el espejo pero se sienten en la balanza. Nada grave, nada eterno.


Corredores de resistencia: ¿deberían subirse al tren de la creatina?

🏃‍♀️ Para entrenamientos intensos: sí.
🏔️ Para reducir fatiga en carreras largas: también.
🛠️ Para recuperarse y evitar lesiones: absolutamente.

En resumen: no, no es solo para fisicoculturistas ni para influencers que posan frente al espejo del gimnasio. Es también para quienes abrazan el sufrimiento con zapatillas puestas y dorsal en el pecho.


Cómo tomarla sin complicarse la existencia

  • Dosis: 5 gramos diarios bastan. O 0,1 g por kilo si te gustan los cálculos.
  • ¿Fase de carga? Opcional. No es alquimia.
  • ¿Cuándo? Después de entrenar, idealmente con algo de comida.
  • ¿Con qué? Agua, batido o lo que prefieras (menos Red Bull, por favor).
  • ¿Para siempre? Si quieres, sí. Es segura en el largo plazo.

Epílogo: un suplemento que cruzó de bando

La creatina, como todo lo que vale la pena, se resiste a las etiquetas. Nació en los laboratorios, creció en los gimnasios, y ahora se cuela en las pistas, en las montañas y en las calles. Como esos personajes secundarios que terminan robándose la película, ha pasado de ser un suplemento “de fuerza” a un aliado inesperado del fondo.

¿La moraleja? Nunca subestimes a una molécula. Ni a un corredor que decide probar algo nuevo.

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